¡Ni parece Guatemala!
Una frase utilizada por las capas medias urbanas de Guatemala, “¡Ni parece Guatemala!”, refiriéndose a todo aquello que sale de los estereotipos de una Guatemala de tierra o barro, marrón, con pieles morenas indígenas y olor a carbón.
Una serie de postales que retratan la zona 16 o Ciudad de Cayala; ilustran el imaginario del guatemalteco promedio, que no persigue la felicidad según sus necesidades, sino una felicidad estandarizada, un modelo establecido desde los patrones de consumo, que atienden a los intereses del sistema de mercado. Tipos de satisfacción y felicidad entendidas como estados deseables, orientados por modelos ideológicos producidos en Hollywood, con residencia en Disneylandia o Europa y de venta en los supermercados y centros comerciales de una posmodernidad de la miseria. En un estado de sitio alrededor de sus ideas y de su mente. El target de estos lugares aspiracionales es lo blanco de publico, la elite del país. Quizás esta alternativa urbanística sea panacea para la ola de violencia desatada en los países latinoamericanos, provocadas en su mayoría por las desigualdades sociales causadas por una invasión, guerra, genocidio y pensamiento colonizador.